domingo, 13 de febrero de 2011

Detesto a Lady Gaga

La excentricidad de la fama está por sobre el límite cuando la señorita en cuestión se pone un vestido hecho de carne. Es como llevar un cartel que dice “mírenme y no dejen de mirarme”, pero hecho de cadáveres. Su presencia siempre absurda, su adoración por las cámaras y más que nada su cantidad de fans, su éxito, son la prueba irrefutable de que algo no anda bien, de que estamos llegando irrefrenablemente al final del mundo. Mientras tanto la muchacha seguirá con su cara de poker.
Cher parece normal cuando sostiene la bufanda de Lady G. 

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